Entre 1723 y 1733, Diego de Porres diseñó y constituyó el templo de dicho convento, en el cual se incorporaron varios modelos de pilastras abalaustradas serlianas. La historia del recinto de Santa Clara se aviene cómodamente al modelo de fundación conventual que vino a darse en Antigua. En primer término, una benefactora con los medios económicos precisos, doña María Ventura de Arrivillaga y Coronado, decidió patrocinar este proyecto de las monjas clarisas. Más adelante, un grupo de hermanas, las encargadas de fundar el convento, partieron el 19 de octubre de 1699 desde Puebla de los Ángeles para iniciar su misión en nuestra capital.