La educación comenzaba en el hogar. Los hombres aprendían a realizar el trabajo del campo o trabajar en artesanías como la plumería, y las mujeres aprendían a cuidar del hogar y preparar la comida. Incluso existían centros culturales donde ayos y maestros enseñaban con mano dura valores y habilidades relacionadas al canto, la danza y el arte de la guerra. El objetivo de la educación era el hacer crecer y endurecer a los alumnos, para lo que se empleaban castigos físicos que incluían baños de agua fría, espinas bajo las uñas y quemar chiles debajo de los ojos. Una vez terminada esta etapa los chicos podían asistir a tres diferentes centros de enseñanza, todos ubicados junto a los templos.