la Orden de las Capuchinas, con sede en Madrid, pidió a Su Majestad en 1720 que autorizase su establecimiento en Antigua. Hasta 1725 no fueron otorgados los correspondientes permisos, un año antes de la llegada de las monjas. Si bien convento e iglesia quedaron consagrados en 1736, no tardaron en surgir las primeras anomalías en la edificación, lo cual recomendó muy pronto arreglos y reparaciones. Por otro lado, la Torre del Retiro es anterior al convento, al que se incorporó posteriormente. Este modelo de claustro no se encuentra en la tipología conventual capuchina, y parece estar inspirado en el plano que dio Filiberto de L’Orme para un convento de religiosas de Montmartre, y que publicó en su libro Nouvelles inventions pour bien bastir et á petits fraiz, París.