Las instalaciones, inauguradas solemnemente el 14 de enero de 1700, pronto fueron objeto de una ampliación, gracias en buena medida a la suma donada por el obispo fray Juan Bautista Álvarez de Toledo. Con los pesos que entregó tan ilustre donante, pudo abrirse al culto la iglesia de Santa Clara, concluida en 1715. Tampoco faltan reveses a este proyecto, empezando por el terremoto que en 1717 desarticuló la estructura del templo. Para satisfacción de autoridades y feligreses, una nueva iglesia, con diseño de Diego de Porres, fue estrenada el 11 de agosto de 1734 (José Joaquín Pardo, Pedro Zamora Castellanos y Luis Luján Muñoz, Guía de la Antigua Guatemala, Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, Editorial José de Pineda Ibarra, Guatemala, 1969, pp. 212-216).